Cuando una sociedad comienza a cantar universalmente sobre el sufrimiento, ya ha completado la legalización de la esclavitud. Este tipo de discurso parece alabar la obstinación y la profundidad del individuo, pero en realidad domestica la posibilidad de resistencia con un tono suave y conmovedor. Él afirma que el verdadero pensamiento proviene del verdadero alma humana y debe ser pulido a través del sufrimiento. El sufrimiento, por lo tanto, se le atribuye una sacralidad; ya no es una opresión externa, sino una herramienta para moldear la virtud interna.
La gente comienza a ver el sufrimiento como un camino hacia la iluminación, y la humillación como parte del proceso de práctica. El sufrimiento ya no necesita ser explicado, solo necesita ser agradecido y recordado. La raíz de este discurso es la moral de la esclavitud, y cuando esta lógica se convierte en sincrónica, las consecuencias que trae son la reconfiguración de los sufrientes en silentes y sumisos. La gente ya no pregunta por qué sufre, sino que se apresura a responder qué ha aprendido, ya no cuestiona la violencia, sino que alaba el crecimiento que trae. La crueldad más profunda radica en que este proceso de internalización incluso puede despertar hostilidad hacia la resistencia, negando al sufriente como un ingenuo y cuestionando al sufriente como una quejosa.
Así, una sociedad que alaba el sufrimiento terminará siendo una sociedad que mantiene el sufrimiento. Él oculta la brutalidad de la realidad de manera lírica. Una persona primero pierde su dignidad, luego es despojada de su expresión, y a continuación es arrojada a la caja de metal del poder, y luego estos procesos se empaquetan como giros del destino, convirtiéndose en tema de conversación en las pausas de café de otros. El sufrimiento se transforma así en riqueza espiritual, se esculpe en el desarrollo narrativo, se consume por las masas, y finalmente se despoja de su dolor. La gente ya no recuerda cuán pesado era el sufrimiento, solo recuerda cuán conmovedor era. Ante el sufrimiento, la justicia más básica es guardar silencio, dejar de resumir lecciones para otros, dejar de echar sal en las heridas ajenas. Así que, no hablar es lo único que aún podemos hacer con honestidad. La humanidad prefiere buscar significado en el sufrimiento, que admitir que el sufrimiento es completamente sin sentido. #Gate & WLFI USD1 积分计划# #特朗普允许401(k)投资加密货币# #Gate跟单训练营晒单赢$2,000#
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Cuando una sociedad comienza a cantar universalmente sobre el sufrimiento, ya ha completado la legalización de la esclavitud. Este tipo de discurso parece alabar la obstinación y la profundidad del individuo, pero en realidad domestica la posibilidad de resistencia con un tono suave y conmovedor. Él afirma que el verdadero pensamiento proviene del verdadero alma humana y debe ser pulido a través del sufrimiento. El sufrimiento, por lo tanto, se le atribuye una sacralidad; ya no es una opresión externa, sino una herramienta para moldear la virtud interna.
La gente comienza a ver el sufrimiento como un camino hacia la iluminación, y la humillación como parte del proceso de práctica. El sufrimiento ya no necesita ser explicado, solo necesita ser agradecido y recordado. La raíz de este discurso es la moral de la esclavitud, y cuando esta lógica se convierte en sincrónica, las consecuencias que trae son la reconfiguración de los sufrientes en silentes y sumisos. La gente ya no pregunta por qué sufre, sino que se apresura a responder qué ha aprendido, ya no cuestiona la violencia, sino que alaba el crecimiento que trae. La crueldad más profunda radica en que este proceso de internalización incluso puede despertar hostilidad hacia la resistencia, negando al sufriente como un ingenuo y cuestionando al sufriente como una quejosa.
Así, una sociedad que alaba el sufrimiento terminará siendo una sociedad que mantiene el sufrimiento. Él oculta la brutalidad de la realidad de manera lírica. Una persona primero pierde su dignidad, luego es despojada de su expresión, y a continuación es arrojada a la caja de metal del poder, y luego estos procesos se empaquetan como giros del destino, convirtiéndose en tema de conversación en las pausas de café de otros. El sufrimiento se transforma así en riqueza espiritual, se esculpe en el desarrollo narrativo, se consume por las masas, y finalmente se despoja de su dolor. La gente ya no recuerda cuán pesado era el sufrimiento, solo recuerda cuán conmovedor era. Ante el sufrimiento, la justicia más básica es guardar silencio, dejar de resumir lecciones para otros, dejar de echar sal en las heridas ajenas. Así que, no hablar es lo único que aún podemos hacer con honestidad. La humanidad prefiere buscar significado en el sufrimiento, que admitir que el sufrimiento es completamente sin sentido. #Gate & WLFI USD1 积分计划# #特朗普允许401(k)投资加密货币# #Gate跟单训练营晒单赢$2,000#