Las acusaciones de Trump sobre las violaciones del protocolo de alto el fuego por parte de Israel y Palestina son, en esencia, una continuación de su "técnica de manipulación de crisis"—al crear un marco de opinión que establece que "ambas partes no cumplen las reglas", evita la atribución de responsabilidad por la ruptura del alto el fuego y reserva flexibilidad política para acciones futuras. Desde una perspectiva realista, el alto el fuego en Oriente Medio ya es frágil, pero las declaraciones de Trump esconden tres cálculos políticos:
1. Mecanismo de transferencia de responsabilidad: atribuir el fracaso del alto el fuego a las partes en conflicto, encubriendo la falta de supervisión de Estados Unidos como mediador en el protocolo, continuando su autoimagen de "solucionador de problemas en lugar de creador de problemas"; 2. Construcción de resiliencia narrativa: Cualquiera que sea la parte que realmente viole el protocolo, la calificación de "incumplimiento por ambas partes" proporciona una justificación para la posterior adopción de medidas militares o sanciones, evitando caer en la pasividad de una acusación única; 3. Anclaje político interno: a través de la fortalecimiento del estereotipo de "actores irracionales en el Medio Oriente", se responde a su imagen de gobernanza de "hombre fuerte", alineándose con las expectativas del campamento MAGA sobre "diplomacia dura".
Cabe destacar que esta acusación contrasta absurdamente con su anterior fanfarronada de "alto el fuego permanente", exponiendo que su estrategia diplomática es esencialmente una herramienta narrativa al servicio de su situación electoral interna: cuando el alto el fuego no puede mantener el guion de "victoria pacífica", crear una nueva narrativa de conflicto de "incumplimiento por ambas partes" se convierte en una alternativa para continuar con la actuación política. #BTC##ETH#
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Las acusaciones de Trump sobre las violaciones del protocolo de alto el fuego por parte de Israel y Palestina son, en esencia, una continuación de su "técnica de manipulación de crisis"—al crear un marco de opinión que establece que "ambas partes no cumplen las reglas", evita la atribución de responsabilidad por la ruptura del alto el fuego y reserva flexibilidad política para acciones futuras. Desde una perspectiva realista, el alto el fuego en Oriente Medio ya es frágil, pero las declaraciones de Trump esconden tres cálculos políticos:
1. Mecanismo de transferencia de responsabilidad: atribuir el fracaso del alto el fuego a las partes en conflicto, encubriendo la falta de supervisión de Estados Unidos como mediador en el protocolo, continuando su autoimagen de "solucionador de problemas en lugar de creador de problemas";
2. Construcción de resiliencia narrativa: Cualquiera que sea la parte que realmente viole el protocolo, la calificación de "incumplimiento por ambas partes" proporciona una justificación para la posterior adopción de medidas militares o sanciones, evitando caer en la pasividad de una acusación única;
3. Anclaje político interno: a través de la fortalecimiento del estereotipo de "actores irracionales en el Medio Oriente", se responde a su imagen de gobernanza de "hombre fuerte", alineándose con las expectativas del campamento MAGA sobre "diplomacia dura".
Cabe destacar que esta acusación contrasta absurdamente con su anterior fanfarronada de "alto el fuego permanente", exponiendo que su estrategia diplomática es esencialmente una herramienta narrativa al servicio de su situación electoral interna: cuando el alto el fuego no puede mantener el guion de "victoria pacífica", crear una nueva narrativa de conflicto de "incumplimiento por ambas partes" se convierte en una alternativa para continuar con la actuación política. #BTC# #ETH#